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Rajgir y el Pico del Buitre: guía de peregrinación budista

Cuna del budismo monástico y centro de las enseñanzas transformadoras

Hace aproximadamente 2.500 años, el primer monasterio budista se estableció en Rajgir, al pie del Pico del Buitre. Entre las cinco colinas que rodean esta pequeña ciudad, el Buddha giró la segunda rueda del Dharma, pronunciando desde este pico numerosos discursos fundamentales, entre ellos el Sutra del Corazón.

Rajgir —pronunciado “Rash-guir” y nombrada en este venerado sutra como Rayagrija— ocupa el quinto lugar entre los ocho sitios principales de peregrinación en el budismo. Este fue el destino elegido por el príncipe Siddhartha Gautama cuando abandonó el palacio de su padre en Kapilavastu. También fue el punto de partida de su último viaje como el Buddha Shakyamuni hacia Kushinagar, donde alcanzó el mahaparanirvana.

Para cualquier practicante del Dharma, estos espacios sagrados ofrecen un doble tesoro: las bendiciones de acontecimientos trascendentales y las valiosas lecciones contenidas en las historias de la época del Buddha. Lo transmitido en Rayagrija y el Pico del Buitre mantiene su poder para despertar la sabiduría en el presente.

Esta guía te llevará por los rincones más importantes de Rayagrija, trasluciendo su relevancia histórica, así como algunos de los eventos y de las enseñanzas más notables que aquí se desarrollaron. Descubrirás cómo ambos enclaves continúan siendo portales de energía espiritual, sin importar dónde te encuentres.

Contenidos

  1. Rayagrija: la morada real del Despierto
    1. Ubicación y contexto histórico
    2. El encuentro con los reyes de Magadha
  2. Rayagrija como centro de peregrinación budista
    1. Venuvana: la primera arboleda de bambú
    2. Cueva de Pippala
    3. Cueva de Saptaparni: escenario del Primer Concilio
    4. Estupa de Ajatashatru
    5. Prisión de Bimbisara
    6. Yivakarama Vihara
  3. Gridhrakuta, el Pico del Buitre: giro de la segunda rueda del Dharma
    1. Gruta del Jabalí, Sukarakhata
    2. El Pico del Buitre: revelación del Sutra del Corazón
    3. Pagoda de la Paz, Estupa Vishwa Shanti
  4. Reflexión para el peregrino moderno

1. Rayagrija: la morada real del Despierto

«Brahmán, ahora te preguntaré yo, así que respóndeme como te parezca oportuno. ¿Qué te parece, brahmán, conoces bien el camino que lleva a Rajagaha?»

«Sí, maestro, conozco bien el camino que lleva a Rajagaha».

«¿Qué te parece, brahmán? Imagina que llega un hombre que quiere ir a Rajagaha, se acerca a ti y te dice: ‘Venerable señor, desearía ir a Rajagaha, indíqueme el camino a Rajagaha’. Y entonces tú le dices: ‘Buen hombre, éste es el camino que va a Rajagaha; ve por él un trecho y cuando hayas recorrido un trecho verás una aldea, sigue un poco más y cuando hayas recorrido otro trecho verás un pueblo, sigue aún un poco más y cuando hayas recorrido otro trecho verás Rajagaha con sus maravillosos parques y arboledas, con sus maravillosas praderas y estanques’, y aconsejado e instruido así por ti, éste toma el camino equivocado y se va hacia el oeste. Llega otro que quiere ir a Rajagaha… y éste, aconsejado e instruido así por ti, llega tranquilamente a Rajagaha».

«Ahora bien, brahmán, dado que existe Rajagaha, el camino que lleva a Rajagaha y también tú que invitas a recorrerlo, ¿cuál es la causa, brahmán, cuál es la razón de que un hombre, al ser aconsejado e instruido así por ti, tome el camino equivocado que va hacia el oeste y el otro llegue tranquilamente a Rajagaha?»

«Maestro Gotama, ¿qué puedo hacer yo? Yo sólo soy el que indica el camino».

«De la misma manera, brahmán, existe el Nibbana, el camino que lleva al Nibbana y también yo, que invito a recorrerlo. Sin embargo, algunos de mis discípulos, al ser aconsejados e instruidos así por mí, logran la meta definitiva, el Nibbana, y otros no. Brahmán, ¿qué puedo hacer yo? Yo sólo soy el que indica el camino».

—Discurso entre el Buddha y su discípulo Maudgalyayana en Sutra de Ganaka Moggallana

a. Ubicación y contexto histórico

La antigua Rayagrija llevaba nombres que evocaban su esplendor: Rajagaha en pali y Rajagriha en sánscrito, ambos con el significado de “morada real”, mientras que Girivraja —“recinto de colinas”— describe su geografía protegida por montañas. En textos modernos aparece como Rajgir

Se encuentra a 78 kms. al noreste de Bodhgaya y a 12 kms. al sur de las ruinas del antiguo monasterio Nalanda, en el estado de Bihar, India. Con una población actual (2025) de aproximadamente 58.000 habitantes, mantiene viva la memoria de su glorioso pasado como capital del poderoso reino de Magadha.

El gran poeta Ashua Ghosha (c. 80-150 a.e.c.), quien condujo a muchas personas hacia las enseñanzas del Buddha a través de su talento literario, describió la ciudad como «distinguida por cinco montañas, custodiadas y decoradas con picos y sostenida y purificada por aguas termales» (Dhammika, 2018, 109).

Estas montañas, más precisamente colinas circundantesVaibharagiri, Vipulachal, Ratnagiri, Songiri y Udaygiri en la actualidad; Vebhara, Vepulla, Pandava, Gijjhakuta e Isigili en el Tripitaka—, abrazan protectoramente este santuario. Con manantiales de aguas termales y cuevas creando condiciones ideales para la meditación, ofrecían el refugio perfecto para yoguis y siddhas.

b. El encuentro con los reyes de Magadha

Durante la época del Buddha, Rayagrija estaba bajo el reino de Magadha del rey Bimbisara (c. 545-493 a.e.c.), quien más tarde sería depuesto por su hijo Ajatashatru (c. 493-462 a.e.c.).

Cuando el príncipe Siddhartha Gautama llegó por primera vez a Rayagrija como asceta buscador, el rey Bimbisara quedó tan impresionado por su noble porte que le ofreció un alto cargo en su Corte. Siddhartha, recién salido de renunciar a su reino Shakya, rechazó gentilmente, pero prometió regresar una vez que alcanzara la iluminación.

Aproximadamente al cabo de un año de su despertar en Bodhgaya, el Buddha Shakyamuni honró su palabra llegando con 1.000 monjes tras haber enseñado Las cuatro nobles verdades en Sarnath. Bimbisara, acompañado de una gran comitiva, salió a recibirle y le escoltó personalmente hasta la ciudad.

2. Rayagrija como centro de peregrinación budista

Una vez cumplido su compromiso con Bimbisara, el Buddha estableció una relación profunda con Rayagrija que permanecería durante los 45 años de su actividad como maestro. Pronunció más discursos en esta ciudad y en sus alrededores que en cualquier otro lugar, excepto Shravasti, convirtiendo estas colinas sagradas en uno de los núcleos centrales del Dharma.

Cuando el monje peregrino chino Xuanzang (Hsüan Tsang) visitó Rayagrija en 637-638 e.c., la encontró prácticamente desierta, pero las excavaciones arqueológicas de 1905-1906 revelaron que continuó siendo un santuario budista hasta el siglo XII.

Así es como Rayagrija —después de Lumbini (nacimiento), Bodhgaya (iluminación), Sarnath (primer giro de la rueda del Dharma) y Kushinagar (mahaparanirvana, su muerte física final y liberación completa del ciclo de renacimientos)— se ha convertido en el quinto destino más importante de peregrinación para los practicantes del Buddhadharma.

Pequeño bosque de bambú en el Monasterio Venuvana en Rayagrija, Bihar, India. Foto: BGP, Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.5).

a. Venuvana: la primera arboleda de bambú

Al recibir al Buddha en Rajgir, el rey Bimbisara le ofreció Venuvana, que en pali significa bosque de bambú. El rey eligió este, su jardín favorito, por ser un sitio tranquilo, propicio para la meditación y lo suficientemente cercano a la ciudad como para resultar conveniente.

Esta donación se convirtió en la primera propiedad monástica en la historia del budismo, estableciendo un precedente de mecenazgo real que perduraría a través de los siglos.

Tras alcanzar la budeidad, pasó aquí cinco retiros de lluvias, incluyendo el segundo, tercero y cuarto, y retornó en su decimoséptimo y vigésimo año. Después del Primer Concilio, los monjes que participaron se retiraron a Venuvana para descansar.

Fue en este monasterio donde tres principales discípulos se unieron a la Sangha: Shariputra, Maudgalyayana y Mahakashyapa.

Muchos de los discursos más trascendentales se pronunciaron en este apacible refugio arbolado, entre ellos:

  • Sutra del Abhayarajakumara – El Buddha expone al príncipe Abhaya los criterios para determinar cuándo algo merece ser dicho, ilustrando tanto los principios como la práctica del habla correcta.
  • Sutra del Rathavinita (Discurso de los carros de relevo) – El Buddha emplea esta analogía para describir las siete etapas de purificación hacia la liberación, siendo esta la única mención canónica directa de ellas. Más tarde darían forma al Visuddhimagga, texto clave de meditación Theravada.
  • Sutra del Vacchagotta – El Venerable Maudgalyayana y el Buddha aclaran al asceta errante Vacchagotta que el Dharma trasciende la especulación filosófica.

Esta riqueza de transmisiones estableció el bosque de Venuvana como uno de los núcleos esenciales del Dharma durante la vida del Buddha.

Ciertas tradiciones ubican en el camino hacia este monasterio el intento de asesinato del Buddha. Devadatta, su primo, lanzó a Nalagiri, un elefante enloquecido, contra él, pero el Tathagata calmó al animal con amor benevolente.

Cerca de Venuvana se halla un gran estanque con una imagen del Buddha en el centro, el Karanda Kanivapa, que los textos budistas identifican como su espacio predilecto para bañarse.

Restaurado hoy como un hermoso parque, Venuvana preserva su serenidad ancestral y sigue siendo un refugio en el que la presencia del Buddha se siente viva.

Restos de la Cueva de Pippala, hospedaje de Mahakashyapa. en Rayagrija, Bihar, India. Foto: BGP, Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.5).

b. Cueva de Pippala

La cueva de Pippala se encuentra aproximadamente a 1 km. cuesta arriba desde el pie de la colina Vebhara, accesible por un sendero empedrado con escalones de piedra y ladrillo en las secciones más empinadas. 

En la base se ubican el templo hindú y las aguas termales —conocidas como Tapodarama en la época del Buddha—. El Tathagatha y sus discípulos solían bañarse en estas fuentes, cuyas aguas provienen de siete corrientes conocidas colectivamente como Saptadhara, que se originan detrás de la Cueva de Saptaparni.

La estructura de Pippala, conocida como machan —torre de vigilancia—, fue la residencia del monje Mahakashyapa, uno de los discípulos más destacados del Buddha. En esta cueva el Maestro le expuso los Siete Factores de la Iluminación durante una enfermedad del monje. Estas enseñanzas contribuyeron a que el Buddha mismo lo reconociera como el que superaba a todos los demás discípulos en términos de realización espiritual.

La Cueva de Pippala representa así no solo un refugio físico, sino el escenario de una transmisión profunda del Dharma entre maestro y discípulo.

Cueva de Saptaparni en la colina Vebhara. Rayagrija, Bihar, India. Lugar donde se celebró el Primer Concilio Budista, marcando un momento clave en la historia del budismo. Foto: ExPsittacine, Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0).

c. Cueva de Saptaparni: escenario del Primer Concilio

En la cima de la colina Vebhara se halla la Cueva de Saptaparni, también conocida como Sattapani o Sattapana, aproximadamente a 0,4 kms. más arriba de la Cueva de Pippala y a unos 1,4 kms. de la base.

En este sitio se celebró el Primer Concilio tres meses después del mahaparanirvana del Buddha. Se dice que la cueva recibió su nombre de un árbol de siete hojas (latín: alstonia scholaris) que crecía cerca de su entrada. En sánscrito sapta, parna y guha significan respectivamente siete, hoja y cueva; en pali, los equivalentes son satta, panna y guha.

En el Mahavamsa (en pali, “Gran Crónica”, un texto histórico budista compuesto en Sri Lanka hacia los siglos V–VI e.c.) se relata que el rey Ajatashatru, en preparación para el Concilio, «mandó construir un espléndido salón junto a la roca de Vebhara, en la entrada de la cueva de Sattapanni, semejante a la sala de asambleas de los devas. Una vez adornado en todos los sentidos, hizo extender preciosas alfombras según el número de monjes», (Dhammika, 2018, 118). El antiguo muro de contención al borde del acantilado, justo más allá de la cueva, probablemente formaba parte de la plataforma sobre la cual se construyó el salón.

Frente a la cueva, una terraza artificial de 40 metros de largo por 10 de ancho acogió a 500 arjats —seres iluminados que han alcanzado el nirvana— que se reunieron para preservar para las generaciones futuras el vinaya y los sutras, es decir, el código monástico y los discursos del Buddha.

Fotografía de un mural en el templo Nava Jetavana, Parque Jetavana, Shravasti, Uttar Pradesh, India. El mural representa el Primer Concilio Budista en Rayagrija, alrededor del siglo V a.C. Foto: ExPsittacine, Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.0).

Se había estipulado que solo discípulos iluminados podrían asistir al Concilio. Por tanto, el primo y asistente del Buddha, Ananda —quien estaba dotado de una memoria prodigiosa y había estado presente en casi todos sus sermones— estaba excluido. 

Había pasado todos sus años con el Buddha atendiendo cada una de sus necesidades, tanto que no había encontrado tiempo para su práctica personal, lo que significaba que no había alcanzado el estado de arjat. Para el alivio de todos, Ananda se esforzó toda la noche para ganar la realización y, justo antes del inicio, se convirtió en arjat, demostrando ser un activo inestimable.

Mahakashyapa, elegido para liderar la Sangha, presidió las sesiones en las cuevas y cuestionó a los Venerables Upali y Ananda sobre el vinaya y los sutras, respectivamente. En ese momento histórico, toda la asamblea de 500 arjats cantó al unísono el código monástico y los relatos de los discursos del Buddha, estableciendo así la base textual del budismo para los siglos venideros.

Restos de la estupa construida por Ajatashatru, siglo IV a.e.c., Rayagrija, Bihar, India. Foto: World History Encyclopedia.

d. Estupa de Ajatashatru

Esta estupa fue construida por el rey usurpador, Ajatashatru, para consagrar las reliquias del Buddha obtenidas después de su mahaparanirvana. Se localiza en la entrada de la “nueva” Rayagrija como un montículo con pilares de piedra; actualmente es imposible imaginar su tamaño o forma originales. Como los conquistadores musulmanes convirtieron el lugar en un cementerio, los peregrinos encontrarán tumbas de cemento blanco.

Prisión de Bimbisara, Rayagrija, Bihar, India. Restos arqueológicos de los gruesos muros de piedra que rodeaban el área de 60 metros cuadrados donde fue confinado el rey Bimbisara por su hijo Ajatashatru. Foto: Sumitsurai, Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0).

e. Prisión de Bimbisara

Ubicada a unos 2,5 kms. al sur de Venuvana, junto a la carretera principal, se encuentra la prisión en la que el rey Bimbisara fue encarcelado por su hijo Ajatashatru.

Bimbisara había ascendido al poder a los 15 años y reinó por más de cinco décadas. Su hijo Ajatashatru, ansioso por ocupar el trono, tramó un complot contra la vida de su padre. Al enterarse de estas intenciones, Bimbisara quedó profundamente desconsolado y decidió renunciar voluntariamente al reino en favor de su hijo. 

Sin embargo, Devadatta, primo del Buddha y conocido por su ambición desmedida, persuadió al príncipe de que eliminara definitivamente al rey. El monarca fue entonces confinado en prisión y privado de alimentos, pero ante la lentitud de su muerte natural, Ajatashatru ordenó finalmente que le cortaran las venas para acelerar su fin.

La tradición cuenta que el rey había solicitado específicamente ser recluido aquí porque desde esta posición podía observar al Buddha yendo y viniendo del Pico del Buitre, lo cual le proporcionó gran consuelo durante sus últimos días.

Restos del Yivakarama Vihara en Rayagrija, Bihar, India. Antiguo monasterio budista construido y donado al Buddha en el siglo VI a.e.c. por Yivaka Komarabhacca, médico real. El complejo original consistía en largas salas oblongas sin celdas privadas, siguiendo las primeras normas monásticas. Foto: Ekabhishek, Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0).

f. Yivakarama Vihara

Situado entre la puerta este de la antigua ciudad y el Pico del Buitre, este monasterio también es conocido como Yivaka Amravana Vihara. Fue donado por el famoso médico del Buddha, Yivaka Komarabhacca (Jivaka en inglés), quien lo construyó en su extenso jardín de mangos (en sánscrito, amravana).

Aquí el Buddha pronunció varias enseñanzas importantes. En el Sutra de Yivaka explicó a su benefactor las condiciones bajo las cuales los monjes podían comer carne. En el Sutra de Upali definió al discípulo laico como aquel que ha tomado refugio en las Tres Joyas —el Buddha, el Dharma y la Sangha— y observa los cinco preceptos.

Este sitio también fue escenario de una de las exposiciones más célebres del Buddha: el Sutra de Samannaphala, Discurso sobre los Frutos de la Vida Monástica. Se dice que una hermosa noche de luna llena, el rey usurpador, Ajatashatru, visitó el monasterio y se quedó profundamente impresionado por el silencio y la quietud de la gran asamblea de monjes. Como había mandado matar a su padre, Ajatashatru comenzaba a sentir culpa e inquietud, y fue a preguntarle al Buddha cuáles eran los frutos de la búsqueda espiritual. El Buddha respondió de manera extensa, describiendo la formación completa de un monje budista.

El Pico del Buitre, Gijjhakuta, desde el cielo. Vista aérea de este lugar histórico en Rayagrija, Bihar, India. Foto: ExPsittacine, Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.0).

3. Gridhrakuta, el Pico del Buitre: giro de la segunda rueda del Dharma

Dejando atrás Yivakarama Vihara y continuando hacia el este, el peregrino llega al pie de la colina Ratnagiri, desde la cual comienza el ascenso hacia tres espacios venerados interconectados: la Gruta del Jabalí, el Pico del Buitre, y la Pagoda de la Paz Mundial.

Para subir la colina se puede elegir entre dos rutas.

  • El teleférico —el más antiguo de India— asciende directamente hasta la estupa en la cima, y desde allí, descendiendo a pie unos 200 metros, se llega al Pico del Buitre. 
  • Alternativamente, el sendero peatonal pavimentado de aproximadamente 2 kms., que combina escalones y rampas, conduce al Pico del Buitre en unos 45 minutos, pasando en su recorrido por la Gruta del Jabalí. Este sendero forma parte del camino original construido por el rey Bimbisara, aunque ha sido muy restaurado a lo largo de los siglos.

En el transcurso de la ruta a pie se hallan los cimientos de dos antiguas estupas. El peregrino chino Xuanzang relata que la primera se llama “Desmontando del Carruaje” porque allí Bimbisara descendió de su carruaje durante su visita ceremonial inaugural al Buddha. La segunda, conocida como “Haciendo Retroceder a la Multitud”, señala el punto en el cual el rey, deseando continuar solo, despidió a su séquito. Estos monumentos testimonian su profunda devoción. 

La entrada a la Gruta del Jabalí (Sukarakhata), Rayagrija, Bihar, India. Foto: Dhamajak.net.

a. Gruta del Jabalí, Sukarakhata

Al subir los escalones que conducen a la cima, el peregrino pasa por una gran cueva conocida como Sukarakhata, la Gruta del Jabalí. 

En esta gruta el Buddha impartió enseñanzas significativas, entre ellas el Sutra de Dirghanakha, en el que debate con el asceta Dirghanakha de las uñas largas, quien plantea una postura escéptica radical (“nada es aceptable para mí”). El Buddha señala los peligros de adherirse obstinadamente a esas posturas rígidas: generan conflictos, disputas y sufrimiento.

También presentó aquí el Sutra de Sukarakhata, que lleva el nombre de la cueva misma. Este sutra explica que no basta con tener intención o deseo espiritual: si la mente se deja llevar por las impurezas, es como “la escoria del cerdo”, sin pureza ni provecho.

Ambos sutras enfatizan una verdad fundamental: el progreso en el camino requiere el cultivo sistemático de cinco factores o poderes —fe, esfuerzo, atención, concentración y sabiduría— que transforman la condición impura en un camino hacia la paz y la liberación.

Relatos antiguos también recuerdan esta gruta como testigo de la plena iluminación de Shariputra, uno de los discípulos más cercanos y sabios del Buddha.

El Pico del Buitre en Rayagrija, Bihar, India. Foto: Sannidhi.net.

b. El Pico del Buitre: revelación del Sutra del Corazón

El Pico del Buitre (Gijjhakuta en pali y Gridhrakuta en sánscrito) constituía el retiro favorito del Buddha en la zona, siendo escenario de muchas de sus exposiciones más importantes.

Los comentarios antiguos señalan que Gijjhakuta recibió su nombre porque los buitres solían posarse en algunas de las rocas del pico, aunque su denominación también deriva de la enorme formación rocosa que semeja un buitre con el ala plegada (gijjha/gridhra significa buitre, y kuta, pico o cumbre). Tradicionalmente, el nombre hace referencia simbólica a los bodhisattvas y seres iluminados que llegaban volando a las asambleas convocadas por el Buddha en este pico.

La cumbre se abre como una terraza natural que, suspendida entre el cielo y la tierra, simboliza el punto en el que las transmisiones más profundas se revelaron. La tradición cuenta que el Buddha reunió aquí a 5.000 monjes e incontables bodhisattvas, y ofreció el segundo giro de la rueda del Dharma.

Durante varios años, en esta terraza, el Buddha impartió el extraordinario ciclo de enseñanzas sobre la Perfección de la Sabiduría (Prajñaparamita), que más tarde daría origen a textos fundamentales como el Sutra del Corazón y el Sutra del Loto. También expuso en este lugar el Sutra del samadhi de la marcha heroica (Sutra del Shurangama-samadhi) (Melody of Dharma, 2016, 5), entre otros discursos célebres. Este pico fue igualmente testigo de la conversión formal de Bimbisara al budismo.

Gridhrakuta, el Pico del Buitre en Rayagrija, Bihar, India. Foto: Binh Huynh, Flickr (CC BY-NC-ND 2.0). (CC BY-SA 2.0).

Desde entonces, el Pico del Buitre ha sido un destino predilecto para los peregrinos, quienes acuden con devoción a recitar allí estos sagrados sutras, impregnando la zona con ecos de fe y contemplación. En la cumbre se ubican los restos de una estupa de 1.500 años de antigüedad, banderas de oración y un pequeño templo budista.

Los peregrinos pueden ascender a la cima por dos rutas: la “carretera de Bimbisara” —que forma parte del sendero original construido por el rey— o la escalera moderna de cemento.

Estupa Vishwa Shanti (Pagoda de la Paz), Rayagrija, Bijar, India. Foto: ExPsittacine, Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.0).

c. Pagoda de la Paz, Estupa Vishwa Shanti

Coronando la cima de la colina Ratnagiri, a 400 metros de altitud se alza esta resplandeciente estupa. La estructura, inaugurada en 1969 y ampliada en 1993, también se conoce como la Pagoda de la Paz. 

Construida completamente en mármol blanco, esta imponente estructura de 37 metros de altura y 31 de diámetro representa un símbolo contemporáneo de paz universal en la tierra sagrada por la cual caminó el Buddha.

La estupa está adornada con cuatro estatuas doradas del Buddha orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, cada una representando un momento crucial de su vida. A sus pies se encuentra un pequeño templo japonés rodeado de un amplio parque en el que se realizan ceremonias de oración por la paz mundial.

4. Reflexión para el peregrino moderno

Todos estos sitios continúan siendo fuentes de inspiración espiritual y mantienen activa la transmisión del Dharma para quienes tienen ojos para ver y oídos para escuchar.

Rajgir y el Pico del Buitre nos invitan a caminar por los senderos que el Buddha recorrió, a meditar en los mismos parajes en los que él meditó y a contemplar las enseñanzas que transformaron la comprensión humana. Cada piedra, cada cueva, cada sendero susurra las palabras del Dharma pronunciadas hace más de 2.500 años.

Solo una visita al Pico del Buitre es en sí misma suficiente para apreciar la importancia de Rajgir como destino principal de peregrinación. Cuando uno contempla el horizonte desde los restos del templo que corona la cumbre es difícil no sentirse cautivado por lo atemporal del lugar y la inmediatez tangible de las enseñanzas. La tradición narra que uno de los dieciséis arhats, Chudapanthaka, permanece en el Pico del Buitre como guardián eterno de estas tierras sagradas.

Para el practicante contemporáneo, estos espacios ofrecen la oportunidad de conectar directamente con la fuente de las instrucciones, de experimentar la misma serenidad y claridad que inspiraron las palabras del Despierto. Al visitar Rajgir realizamos tanto un peregrinaje físico como un viaje interior hacia la comprensión de nuestra propia naturaleza búdica. En cada paso, en cada respiración consciente, actualizamos el Dharma vivo y perpetuamos su transmisión ininterrumpida.

Muchos más vestigios de este pasado ilustre se pueden encontrar en los alrededores: restos de estructuras de piedra, estupas, estatuas, salas de meditación, cuevas y las murallas de la ciudad antigua. Cada uno de estos testimonios permanece como receptáculo de gracia espiritual, portales donde las bendiciones del Buddha continúan fluyendo.


Imágen principal: El sagrado Pico del Buitre (Gridhrakuta), en Rajgir, India. Foto de Hsu Chun-Chi, publicado en Tzu Chi Foundation.

Reflexión

¿Qué significa para ti la idea de que estos lugares sagrados continúan siendo receptáculos de bendiciones espirituales?


Lecturas complementarias recomendadas

Cada paso en el camino del peregrino es una oportunidad para despertar sabiduría y compasión. Descubre más sobre los lugares que inspiran la fe y el anhelo de liberación.


Bibliografía

Chan, Koon San. 2001. Buddhist Pilgrimage. Malaysia: Subang Jaya Buddhist Association. 

Dhammika, Bhante S. 2018. Middle Land Middle Way. A Pilgrim’s Guide to the Buddha’s India, 4ª Ed. Sri Lanka: Shravasti Dhammika.

“Rajgir”. Melody of Dharma. Volume Nº 16, December 2016: pp. 2-13.

Rusell, Jeremy. 2012. Los ocho lugares de peregrinaje budista. Servicio de Traducciones de la FPMT Hispana.


Imagen de Salva Beltrán

Salva Beltrán

Tutor en Paramita. Estudiante de filosofía y meditación budista.

3 respuestas

  1. Todo muy interesante y agradecida por la aportación cultural. Me gusta el Budismo, pero entre otras, hay espinas que se clavan en mi zapato, por ejemplo que se admita comer carne. Extracción del Sutra de Yivaka»
    «…el Buda no requiere de los monjes que guarden una dieta vegetariana, sino que les permite consumir carne cuando estén confiados de que el animal en cuestión no fue sacrificado especialmente para proveerles la comida. Este tipo de carne se llama tiko.tiparisuddha , “puro en tres aspectos”, porque no se ha visto, ni se ha oído, ni hay sospecha sobre que la carne provenga de un animal sacrificado especialmente para proveer la comida al monje. El precepto budista de abstenerse de matar seres vivos para los laicos, si bien prohíbe matar los animales para obtener la comida, no proscribe la compra de carne de los animales previamente muertos…»

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