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El gran autosabotaje: el Buddha no fue budista, Jesús no fue cristiano

El dogma más peligroso es el personal.  La amenaza a nuestra libertad no viene tanto de una creencia que viene de afuera, sino del dogma que nosotros mismos mantenemos. ¿Cuál es entonces la diferencia entre una enseñanza, una creencia y un dogma? En esta sutil distinción reside la clave para introducirnos con éxito en el camino espiritual.

Hoy en día está bastante extendida una etapa muy particular del desarrollo de la conciencia humana: el anarquismo espiritual. Como forma parte de la etapa individualista a la que pertenece, uno no quiere comprometerse con algo mayor porque parece que se perdiera la individualidad, la libertad personal. El argumento se puede escuchar en muchos círculos de meditación: “Me encantan estas enseñanzas, la meditación, los cursos… Pero yo no pertenezco a los “ismos”. Buddha no fue budista, Jesús no fue cristiano… Todo eso son instituciones humanas. Yo lo que quiero es la enseñanza en sí, porque es lo que nos cambia, lo que necesita el mundo. La institución es una creación humana.”

Esto es una confusión.

Se confunden dos cosas: la enseñanza del Sutra del Corazón, en la que la tradición es un vehículo, y el “ismo”, el dogma, en donde la tradición es la Verdad última. Las personas que adoptan un dogma tienen una lectura muy literal de las enseñanzas: “Esto es tal y como lo pone aquí”. Hay poco lugar para la interpretación o la contextualización. La enseñanza no es una pista para encontrar la Verdad; es la Verdad.

Pero tampoco hay que demonizar el dogma. El dogma sirve para una mente que se encuentra en la etapa grupal. Hay diferentes etapas del desarrollo de la conciencia: grupal, individual, trascendental y no dual. Para personas que están en la etapa grupal es muy necesario que algo o alguien ahí afuera ­—los Antepasados, el Libro, la Tradición— diga lo que es Santo y lo que es Diabólico. Ese tipo de mente no tolera ambigüedades. O es blanco o es negro. Y algo o alguien lo tiene que decir claramente.

Por ejemplo, hay algunas comunidades en Oriente Medio —no todas, por supuesto— que tienen esta conciencia grupal y son extremistas. Necesitan una enseñanza cuadriculada. Y curiosamente, no se sienten tan amenazados por los drones estadounidenses como por sus películas. Sus hijos descargan de Internet una película de Hollywood y, de repente, la mujer tiene un papel muy diferente del que dice la Escritura. ¡Los roles del hombre y de la mujer están patas arriba! Hay demasiada ambigüedad, y es muy difícil que puedan resolver estas incertidumbres con las herramientas culturales que les da la comunidad. Para una mente en esta etapa, la tradición y el dogma son la mejor y única opción para navegar la complejidad del mundo.

Después de esta etapa hay un periodo de transición en el que empiezan a surgir el sentido común, la ciencia empírica y la racionalidad. Estas, a su vez, le empiezan a ganar terreno a la fe ciega en el dogma. Es justo entonces cuando empieza el movimiento de la mente individual. El ser ya no se identifica como tribu, clan, o antepasados, sino como individuo. Por supuesto, ahí el “ismo” tiene poca cabida. El individuo piensa que, si pertenece, pierde.

Y ahí empiezan los divorcios. También los conflictos personales, y muchos traumas psicológicos. Curiosamente, en la conciencia grupal no tienen divorcios. Sin duda, viven amargados durante mucho tiempo, pero no hay divorcios; el grupo ya da la solución a lo que pueda surgir. Hay pocas crisis psicológicas porque todo tiene un porqué.

Pero cuando el individuo tiene que comprender por sí solo cuál es su papel en la vida y en el mundo, aparece mucho estrés. Mucha presión. Algunos no pueden con ello, y caen en depresión, o entran en una crisis.

Intentando llenar este vacío existencial se entra en la siguiente etapa de transición del individualismo, y surge la anarquía espiritual. En ella, aparece la tendencia a ver las tradiciones y enseñanzas como algo artificial. Se confunde la espiritualidad con la religión. O mejor dicho, la religión trascendental con la religión ortodoxa. Se cree erróneamente que lo que posibilita dar un salto evolutivo nos hace involucionar.

Por ello, si queremos profundizar en el Dharma, tenemos que hacerlo de una manera habilidosa. Como dice el Sutra del corazón:

En vacuidad no existe el sufrimiento, ni su causa, ni su cesación, ni camino, ni sabiduría suprema, ni logro, ni ausencia de logro.

Hay que utilizar el Dharma como un vehículo que nos transporta. Todo lo que leemos y estudiamos es una pista para que cada uno de nosotros encuentre la Verdad. Cada uno tiene que experimentarla por sí mismo, intuitivamente. Sin embargo, sin esta pista, somos como un perro que da vueltas mordiéndose la cola. Mientras que en la ortodoxia solo habitan las formas, en el camino espiritual todo lo que es forma rituales, instituciones, jerarquía es utilizada como un medio para tener una experiencia directa, intuitiva y personal de la Divinidad.

En grupos new age hay personas que han hecho infinidad de cursos de fin de semana, han pariticpado en talleres de todo tipo y recibido innumerables enseñanzas. Tienen muchas “medallitas” espirituales en la solapa de la chaqueta. ¿Pero qué pasa con estas personas al cabo de diez, quince, veinte años?

No hay progreso. No mejoran como personas.

¿Por qué? Porque, a pesar de tanta formación, esta se ha convertido en un proyecto más del ego. Es lo que Chogyam Trungpa Rinpoché llamó el materialismo espiritual: utilizar la espiritualidad como otra manera de perpetuar —de una manera mucho más exótica— los viejos patrones y aflicciones que nacen del egocentrismo. Pensar que se es libre, cuando lo único que se ha hecho ha sido pintar de colores las cadenas de toda la vida.

Tenemos que ser muy honestos con nosotros mismos, y más ahora que estamos al principio del año. Tenemos que preguntarnos: ¿Cómo me afecta esta práctica? ¿Esta meditación realmente está mejorando mi atención? ¿Y mis emociones? ¿Y mi conducta? Tenemos que buscar que la mejora sea real a largo plazo. Si no, estamos cayendo en el autosabotaje del ego.

Podemos aprovechar las enseñanzas. No tener miedo de participar en algo más grande que nosotros. El grupo es muy importante para apoyarnos en un camino como el espiritual. Y, por supuesto, tenemos que soltar el miedo al “ismo”.

¿Y cómo podemos hacerlo?

Lo más importante es no confundir ortodoxia con camino trascendental. A plena vista parecen similares, pero hay una distinción fundamental: cómo nos relacionamos con la tradición. La tradición, en sí misma, no es buena ni mala. Depende de nuestra relación con ella. Si nosotros somos un sujeto ciego y pasivo, entonces es ortodoxia, y sirve para la mentalidad grupal.

Sin embargo, podemos tomar la iniciativa de manera personal. Examinar las enseñanzas y a los maestros. Permanecer alerta ante las trampas que nosotros mismos nos ponemos inadvertidamente. Y, sobre todo, aplicar una mentalidad tan receptiva como crítica ante un camino que, con toda seguridad, nos va a sorprender. Va a retarnos a revisar muchas cosas que dábamos por sabidas, y que en realidad solo nos estaban creando obstáculos.

Si juntamos todos estos ingredientes con enseñanzas cuya eficacia ha sido comprobada durante más de dos milenios, entonces podemos estar seguros de que estamos en un camino profundo y trascendental. Que su práctica nos lleve a superar los patrones negativos, las emociones aflictivas, el egocentrismo y la ignorancia solo depende del tiempo y esfuerzo que cada uno quiera invertir en su propia felicidad.

Lama Rinchen Gyaltsen

Lama Rinchen Gyaltsen

Designado directamente por la máxima autoridad de la tradición Sakya de budismo tibetano, como director de la Fundación Sakya y maestro residente del Centro Internacional de Estudios Budistas en Pedreguer, Alicante, España; el Venerable Lama Rinchen Gyaltsen, ha recibido además, el encargo directo del actual Sakya Trizin, de hacer comprensible el Dharma Budista o enseñanzas de Buda en el ámbito hispano. Lee más»
lama rinchen gyaltsen con rosario

Lama Rinchen Gyaltsen

11 comentarios

  1. Me reafirmo después de haberlo releído con calma. Es una pieza muy interesante con una argumentación correcta que esclarece el pensamiento porque precisa conceptos y no impone conclusiones. Cada uno es libre y debemos reflexionar racionalmente, practicar, consultar, informarnos y contrastar criterios.Pero sobre todo, sentarnos, hacer silencio, respirar adecuadamente y en su momento, con la mente clara y el corazón abierto plantearnos las sugerencias y propuestas.

  2. Para que algo te resulte interesante, primero has de tener interés, por ese «algo». 🙂
    Así, para mi este escrito es interesante, porque me interesa esta visión objetiva, observadora y respetuosa comparando religión y espiritualidad, y las diferentes formas de navegar por estos mares. según la propia capacidad de discernir, y afrontar la realidad. Yo creo que un amplio grado de confusión queda siempre, incluso en los más sabios e iluminados… pero el proceso de amplitud, de crecimiento es siempre individual, aún estando en compañia, y los factores que alimentan, o fomentan ese desarrollo son múltiples, pero, realmente, creo que el principal es el más inadvertido, y es, para mi entender esa semillita con la que cada quien nace, aunque no a cada quien se le despierte por igual.
    Yo nací en una familia humilde, que ni sabían leer… todos eran, y siguen siendo católicos… sin permitirse discernir, analizar, y menos poner en duda esa institución, o religión. Y yo desde la misma primera comunión ya me sentía incómoda en ese rebaño… tantos miedos, tantos demonios… y un Dios tan poco simpático, y tan castigador… No me identificaba con esa idea. Y sí, cuestionaba sus procedimientos, incoherencias, e hipocresías… seguía pensando, y sintiendo que Dios tenía que ser de otra manera. Para mi Dios, era, y es.. el todo. Y así lo sigo pensando. El Tao, la filosofía del yoga… el budismo, me vino al encuentro en esa búsqueda mía por comprender- me, y desde entonces sentí que ese sí era mi lugar, ahí veía luz, camino, coherencia… aún así, sigo sin clasificarme en ninguna categoría, ya que de todo lo que voy conociendo elijo para mí eso que me es más afín…
    no ha de ser lo más cómodo, pero sí, con lo que yo puedo identificarme, comprender y aceptar, por lo menos hasta el momento en que me encuentre. Imagino a la medida que vaya creciendo mi campo de visión, tambien el horizonte se irá haciendo más amplio y lejano.
    Pienso que a mayor sabiduría, mayor es la consciencia de la propia ignorancia… mayor es la responsabilidad… y la compasión por cada individuo.
    Arcoíris.

  3. «El Tao, la filosofía del yoga… el budismo, me vino al encuentro en esa búsqueda mía por comprender- me, y desde entonces sentí que ese sí era mi lugar, ahí veía luz, camino, coherencia… aún así, sigo sin clasificarme en ninguna categoría, ya que de todo lo que voy conociendo elijo para mí eso que me es más afín…»
    Con todo respeto, esta es la mentalidad de la new age. Hacer de todo (mucho orientalismo) sin profundizar ni comprometerse con nada en particular. Espiritualidad «a la carta».
    En el siguiente renglón manifiesta su miedo a ser etiquetada o clasificada dentro de una inaginada identidad o categoría espiritual. La personas que profesan la new age son las que mas traumatizadas han quedado por el poder psico-social historico de la iglesia catolica. Ellos son el «efecto rebote» karmico. Desafortumadamente este tipo de personas no pueden progresar en el Camino, se aferran a sus propias creencias e ideas y generalmente tambien rechazan toda autoridad religiosa/espiritual. No es una cuestion ideológica – aunque lo parezca -es su karma.

  4. Hasta ahora esta es la enseñanza mas importante publicada por el Lama Rinchen, que es el resultado de su propia experiencia de vida años antes de entrar al camino budista. Me deja muy contento y satisfecho, hace años que esperaba que un Maestro budista se animara por fin a refutar de forma honesta y directa, no solo los conceptos sino la mentalidad distorsionada que da lugar a la llamada «anarquía espiritual» y la new age. Este fenómeno contemporaneo esta bastante mas arraigado y extendido de lo que gente se pueda imaginar, y es el gran obstáculo interno que las personas tienen que les impide hacer reales progresos y transformaciones espirituales. Mas aún, la exposición que el Lama hace de los distintos tipos de conciencia con increíble sencillez, describe el presente religioso y espiritual del mundo entero. Puede ser una patada muy fuerte al ego 🙂 .
    Con esto, el Lama Rinchen también rinde tributo a la muy antigua tradición budista de refutar los puntos de vista extremos o distorsionadas de la espiritualidad. He visto en facebook, incluso gente que se dicen seguidores del Buddha o del canon Pali con la misma conciencia anarquía e inmadura que conlleva al autoengaño. Una vez conocí a una de estas personas, y justamente estudiaba Budismo por su cuenta junto con otros, sin tener nunca un Maestro, sin tomar los Votos de Refugio, pero teniendo como principal referente a Krishnamurti. Toda una contradicción.

    Ahora solo falta otro post, refutando las distorsiones del así llamado «budismo secular». Una visión retorcida de las enseñanzas del Buddha y de su vida, inventada por Stephen Batchelor e íntimamente vinculada a la anarquía espiritual.

    Que estas enseñanzas del Lama Rinchen se expanden y lleguen a todos, dando claridad, entendimiento y certeza, a todos aquellos sumergidos en la confusión y el autoengaño espiritual.

  5. «Tú una vez dijiste que no hay que tener apegos, respecto del propio camino a la ciencia que perteneces. Bueno, en ese momento, yo sentí esto fuertemente: yo soy budista, pero no debería desarrollar apego hacia el budismo. En muchas ocasiones he querido decirte esto: yo aprendí esto de un gran científico chileno. Por ese tipo de consejos y conocimientos, yo te considero un maestro, un gurú». Estas son las palabras del sonriente, amoroso y brillante Dalai Lama, al sonriente, amoroso y brillante, Humberto Maturana, las cuales están disponibles en este video: https://www.youtube.com/watch?v=u5W0vjA536E, donde además se menciona, con el aval de científicos de renombre mundial, que lo consideran uno de los pensadores más importantes de la actualidad, la «autopoiesis», el concepto desarrollado por Humberto Maturana y Francisco Varela, que plantea que el hombre se produce a sí mismo, lo que nos da una mayor responsabilidad frente a la idea de una organización espotánea. De mi casa en el norte de Bogotá, Colombia, a la granja con caballos donde trabajo en un municipio llamado Cota, hay poco más de hora y media conduciendo; a veces freno la velocidad del carro para demorarme lo que dura el promedio de las charlas del Lama Rinchen o las de Krishnamurti, que intercambio de ida o vuelta, gracias a la recomendación indirecta, «inocente» quizás, del mismo Lama Rinchen. Fueron ese mismo tipo de «recomendaciones indirectas» las que me llevaron al Lama Rinchen, esas que nos dicen: «y ahora no vayan a hacer esto…», que justamente es lo que vamos a hacer los que somos inquietos, las tuve también de Goenka en la práctica Vipassana, recomendando no buscar nada más en el budismo ni en la herencia del Buda que el Vipassana. Después de decenas de horas oyendo al Lama Rinchen, ante la propuesta de Autopoiesis de Maturana, en su aguda elocuencia creo que lo relacionaría posiblemente con la interdependencia planteada por el budismo, frente a la cual nosotros mismos tenemos un valor relativo, en la medida que somos co-creadores de nuestra realidad mental, emocional y física. ¿Pero cuántos habrán pensado o dicho, pensarán o dirán, lo mismo sin ser budistas, sin conocer a Buda? Como el Dalai Lama y Humberto Maturana, el Lama Rinchen y Krishnamurti, llevo todos mis años de «conciencia» explorando centenares de personas y de ideas, sobre todo explorando mi filtro de todo lo anterior. Lo último que vi, junto a mi hijo y maestro de 7 años, fue un documental que resume la vida fascinante de San Agustín, no menos fascinante en esencia que la vida de Siddhartha en la novela escrita por Hermann Hesse. Hace 4 años dejé toda búsqueda económica, no por la renuncia recomendada como primer paso del budismo o por la ciencia de la Aceptología del buda criollo y autodidacta Gerardo Schmedling, sino por mi intuición, o llamada inteligencia del corazón en la validación científica del HeartMath Institute, para dedicarme de tiempo completo a la doble pregunta de: ¿cómo comprendo? y ¿quién soy? En el camino aprendí que personalidades como Facundo Cabral, que menciona breve y tangencialmente Lama Rinchen («rico es quien menos necesita»), como uno más de las peculiares personalidades que están fuera del círculo budista. Quizás Rinchen no sabe que su vida (la de Facundo) se parece a la mejor novela rusa del alma humana, que Cabral fue un profundo amigo del mundo, sumando en su lista de cercanos a su corazón a Jorge Luis Borges, a la madre Teresa y a Krishnamurti, en sus palabras, el más grande intelectual, el aterrizaje femenino de Jesús y la más grande inteligencia. En mi cabeza, que siempre ha jugado a poner a uno a charla con otro y disfrutar como espectador el espectáculo de las ideas y del desafío inhumano de la coherencia, he puesto a charlar profundamente al Lama Rinchen con Krishnamurti, y pienso que el Lama tendría más opciones en ese encuentro, si agregara (o aceptara) en su experiencia -como Siddhartha o San Agustín-, un amor sexual, un hijo y una aventura sin límites kármicos. Finalmente, Siddartha y Churchill, compartían la pasión de montar a caballo pero, en el último año, descubrí que no hace falta montarlos para llevar esta pasión a un mayor aprendizaje al entrar humildemente, con aprenciación y amor, en su manada, en su campo electromagnético, para sincronizar el nuestro en la rara coherencia que es vital para superar con vida el Antropoceno. Hoy comprendo un poco más quién soy entre una manada libre de caballos, más exáctamente de yeguas y sus crías, que han venido a revelarse como embajadores -con 55 millones de años de evolución- no humanos de la naturaleza, para reconectarnos con ellos y nosotros mismos, lo que nos permite avanzar en esa inhumana coherencia, sobre la cual me encantaría charlar con Lama Rinchen, más aún invitarlo a llevar la charla entre una manada de yeguas, sin citar a nadie más que nuestras propias ideas y sensaciones presentes. Lama Rinchen, quisiera ser uno de esos que mencionas amigos espirituales, pero uno de los que puedan aportarte algo, retarte amorosamente y no solo escucharte o escuchar lo que repites de otros que consideras dignos budistas de ser escuchados. Quiero ser tu amigo aunque yo no sea ni vaya a ser exclusivamente budista, aunque en parte lo sea de muchas maneras antes de saber que existió Buda o el budismo o tantos otros ismos, de los cuales reponsan ancestrales pies de página en la novela celular e inmensa del ADN que nos hace, sin excepción de ismos, 99.99% iguales a todos los seres humanos…Por eso es clave, para esta urgencia vital de la coherencia, es decir, de la nueva perspectiva de una felicidad sostenible, conectar con terapeutas sin filtro humano, como la manada de caballos, los árboles, los elefantes, las hormigas o las ballenas, …, al estilo del sabio San Francisco.

  6. «Tú una vez dijiste que no hay que tener apegos, respecto del propio camino a la ciencia que perteneces. Bueno, en ese momento, yo sentí esto fuertemente: yo soy budista, pero no debería desarrollar apego hacia el budismo. En muchas ocasiones he querido decirte esto: yo aprendí esto de un gran científico chileno. Por ese tipo de consejos y conocimientos, yo te considero un maestro, un gurú». Estas son las palabras del sonriente, amoroso y brillante Dalai Lama, al sonriente, amoroso y brillante, Humberto Maturana. La «autopoiesis», el concepto desarrollado por Humberto Maturana y Francisco Varela, plantea que el hombre se produce a sí mismo, lo que nos da una mayor responsabilidad frente a la idea de una organización espontánea, por esto y su vida en la biología del amor, ha sido reconocido por eminentes científicos como uno de los pensadores más importantes de la actualidad.

    De mi casa en el norte de Bogotá, Colombia, a la granja con caballos, donde soy aprendiz, hay poco más de hora y media conduciendo. A veces reduzco la velocidad del carro para demorarme lo que dura el promedio de las charlas del Lama Rinchen o las de Krishnamurti, que intercambio de ida o vuelta, gracias a la recomendación indirecta, «inocente» quizás, del mismo Lama Rinchen. Fueron ese mismo tipo de «recomendaciones indirectas» las que me llevaron al Lama Rinchen, esas que nos dicen: «y ahora no vayan a hacer esto…», que justamente es lo que vamos a hacer los que somos inquietos, las tuve también de Goenka en la práctica Vipassana, recomendando no buscar nada más en el budismo ni en la herencia del Buda que el Vipassana.

    Después de decenas de horas oyendo al Lama Rinchen, ante la propuesta de Autopoiesis de Maturana, en su aguda elocuencia creo que lo relacionaría posiblemente con la interdependencia planteada por el budismo, frente a la cual nosotros mismos tenemos un valor relativo, en la medida que somos co-creadores de nuestra realidad mental, emocional y física. ¿Pero cuántos habrán pensado o dicho, pensarán o dirán, lo mismo sin ser budistas, sin conocer a Buda? Como el Dalai Lama y Humberto Maturana, el Lama Rinchen y Krishnamurti, llevo todos mis años de «conciencia» explorando centenares de personas y de ideas, sobre todo explorando mi filtro de todo lo anterior. Lo último que vi, junto a mi hijo y maestro de 7 años, fue un documental que resume la vida fascinante de San Agustín, no menos fascinante en esencia que la vida de Siddhartha en la novela escrita por Hermann Hesse.

    Hace 4 años dejé toda búsqueda económica, no por la renuncia recomendada como primer paso del budismo o por la ciencia de la Aceptología del buda criollo y autodidacta Gerardo Schmedling, sino por mi intuición, o llamada inteligencia del corazón en la validación científica del HeartMath Institute, para dedicarme de tiempo completo a la doble pregunta de: ¿cómo comprendo? y ¿quién soy? En el camino aprendí que personalidades como Facundo Cabral, que menciona breve y tangencialmente Lama Rinchen («rico es quien menos necesita»), como uno más de las peculiares personalidades que están fuera del círculo budista. Quizás Rinchen no sabe que su vida (la de Facundo) se parece a la mejor novela rusa del alma humana, que Cabral fue un profundo amigo del mundo, sumando en su lista de cercanos a su corazón a Jorge Luis Borges, a la madre Teresa y a Krishnamurti, en sus palabras, el más grande intelectual, el aterrizaje femenino de Jesús y la más grande inteligencia.

    En mi cabeza, siempre he jugado a poner a uno imposible a jugar, a cantar o charlar con el otro y disfrutar como espectador el espectáculo del deporte, la música y las ideas, en estas últimas se debate el desafío inhumano de la coherencia. En ese juego he puesto a charlar profundamente al Lama Rinchen con Krishnamurti; pienso que el Lama tendría más opciones en ese encuentro, si agregara (o aceptara) en su experiencia -como Siddhartha o San Agustín-, un amor sexual, un hijo y una aventura sin límites kármicos.

    Finalmente, Siddartha y Churchill, compartían la pasión de montar a caballo pero, en el último año, descubrí que no hace falta montarlos para llevar esta pasión a un mayor aprendizaje al entrar humildemente, con apreciación y amor, en su manada, en su campo electromagnético, para sincronizar el nuestro en la rara coherencia que es vital para superar con vida el Antropoceno. Hoy comprendo un poco más quién soy entre una manada libre de caballos, más exáctamente de yeguas y sus crías, que han venido a revelarse como embajadores -con 55 millones de años de evolución- no humanos de la naturaleza, para reconectarnos con ellos y nosotros mismos, lo que nos permite avanzar en esa inhumana coherencia, sobre la cual me encantaría charlar con Lama Rinchen, más aún invitarlo a llevar la charla entre una manada de caballos, sin citar a nadie más que nuestras propias ideas y sensaciones presentes. Lama Rinchen, quisiera ser uno de esos que mencionas amigos espirituales, pero uno de los que puedan aportar algo, retarte amorosamente y no solo escucharte o escuchar lo que repites de otros que consideras dignos budistas de ser escuchados. Quiero ser tu amigo aunque yo no sea ni vaya a ser exclusivamente budista, aunque en parte lo sea de muchas maneras antes de saber que existió Buda o el budismo o tantos otros ismos, de los cuales reposan ancestrales pies de página en la novela celular e inmensa del ADN que nos hace, sin excepción de ismos, 99.99% iguales a todos los seres humanos, capaces de avanzar la investigación en nosotros mismos…Por eso es clave, para esta urgencia vital de la coherencia, es decir, de la nueva perspectiva de una felicidad sostenible, conectar con terapeutas sin filtro humano, como la manada de caballos, los árboles, los elefantes, las hormigas o las ballenas, …, al mejor estilo de San Francisco.

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