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Añorando la libertad verdadera: contemplando las faltas del samsara

Después de reflexionar sobre el karma, la impermanencia y la preciosa vida humana, la cuarta reflexión recomendada para que nuestra vida gire hacia el Dharma es contemplar los defectos del samsara.

Vivimos atrapados en las faltas del samsara. Buscamos una felicidad engañosa y nos perdemos en las marañas de una infelicidad permanente. Estamos tan habituados y familiarizados con ella que la consideramos beneficiosa e, incluso, placentera. Si un extraterrestre nos visitara, se carcajearía de nuestras ocurrencias para sentirnos radiantes y satisfechos.

«Nada es lo que parece» comienza la primera enseñanza del ven. Lama Rinchen en el curso El Sendero Noble —transmitido desde Bodhgaya—. 

De manera similar, “todo es sufrimiento”. Es la afirmación que lanzó el Buddha al mundo hace más de 2600 años para poner en marcha su primera rueda del Dharma. En su discurso sobre Las cuatro nobles verdades puso de manifiesto que una de las características de la existencia es duhkha —el sufrimiento e insatisfacción que nos acompaña constantemente—.

Cultivando la conciencia del sufrimiento y la naturaleza insatisfactoria de la existencia condicionada podemos empezar a observar los grandes fallos que determinan nuestra personalidad y animarnos e impulsarnos hacia la verdadera felicidad, libre de sufrimiento.

Si lo deseas, juntos podemos contemplar los tres tipos de sufrimiento de los que se compone duhkha —el sufrimiento obvio, el sufrimiento del cambio y el sufrimiento de la existencia condicionada que todo lo inunda—.
 

Contenidos

  1. El sufrimiento del sufrimiento en la mano de una niña
  2. El sufrimiento del cambio en el sosegado paseo de un bosque
  3. El sufrimiento de los fenómenos condicionados y la cotidianeidad de un jardín
  4. Otras reflexiones en el cojín del dharmadhatu
  5. Resolución y dedicación de mérito

 

1. El sufrimiento del sufrimiento en la mano de una niña

Cualquier tipo de sufrimiento físico, mental o emocional fácilmente podemos identificarlo. Nací en una pequeña aldea de campesinos. Mi madre me transportaba en su útero sometida a los rigores estivales, y los dolores del parto la sorprendieron en una calurosa y ardorosa tarde de verano.

Mientras crecía y correteaba, vi cómo los animales se utilizaban para las tareas del campo. Uncidos con yugos no podían hacer nada para escapar de las moscas que les chupaban los ojos y de las dolorosas picaduras de los tábanos. El tiro de los carros que estaban cargados hasta rebosar hacía resbalar sus pezuñas, y las fuerzas les flaqueaban cuando las ruedas se atoraban en el barro. Vi el pico de los aguijones clavado en sus lomos para azuzarles un último esfuerzo.

Conocí a cazadores que mataban lobos, zorros, conejos, perdices… 

Escuché el llanto de los parientes de un muerto que el día anterior paseaba contento…

Presencié enfrentamientos, rupturas de familias, rencillas, celos, miedos, castigos, llanto, palizas, fatiga, cansancio, desaliento…

Ahora me pregunto, ¿dónde no hay sufrimiento? Todos los seres estamos atrapados en esta rueda de dolor horrendo.

No hay felicidad alguna que pueda ser encontrada en la punta del alfiler de la existencia mundana.

—El Buddha, cit. en Tres Niveles de Percepción Espiritual de Deshung Rinpoché, p. 70

Y ¿qué decir del sufrimiento al que están expuestos los seres de otros mundos? 

Espíritus hambrientos, incapaces de saciar el hambre y la sed de sus ardientes cuerpos, perdidos en un eterno deambular y siempre insatisfechos. Los de los reinos infernales sufren tormentos físicos y mentales superiores a cualquiera de los nuestros. Los de los dioses que, al agotar el derroche de su mérito, mueren sometidos al mayor de los suplicios, el sufrimiento del arrepentimiento.

No debemos caer en la tentación de pensar que esta exposición es una descripción aguafiestas de la realidad, simplemente nos coloca en el lugar adecuado para valorar la situación real, el punto de partida en el que nos encontramos y el reconocimiento que nos permite tomar las riendas de nuestra vida.

Solo la verdad de una visión realista del mundo puede conducirnos a la auténtica y genuina liberación.

 

2. El sufrimiento del cambio en el sosegado paseo de un bosque

El mundo en el que vivimos se mece en un constante cambio.

¿Hay algo que no cambie? Cualquier cosa que observemos se transforma y desaparece, incluso lo que consideramos feo y desagradable algún día también se desvanecerá. 

Finalmente, la muerte arrasa con todo lo que antes nos preocupaba y ocupaba. Somos reacios a aceptar esta máxima del Buddha, y establecemos preferencias. Deseamos que lo que quiero sea permanente y lo que me disgusta impermanente.

Volvamos a la reflexión del apartado anterior: Solo la visión realista del mundo puede conducirnos a la liberación.

Me observo. Mi cuerpo físico, mental y emocional ha cambiado. Antes era una niña y ahora soy adulta, antes deseaba cosas que ahora detesto, mis amistades son diferentes, mis preferencias, mi forma de vestir, de peinarme, de dormir… Todo en mí es mero cambio. 

Me echo de menos o estoy encantada de vivir nuevas experiencias, de sentir nuevas sensaciones, de ocuparme de nuevas tareas. Si cuando soy joven quiero ser mayor y cuando soy mayor quiero ser joven, estoy incapacitada para vivir el presente, ¿acaso las cosas que se presentan en cada momento no me permiten aprovechar nuevas oportunidades que, de otra manera, pasarían desapercibidas? Si me pierdo en la añoranza, vivo en el pasado y programo un futuro escaso y miserable.

¿Te imaginas que este árbol, al que la lluvia y el viento han hecho perder sus hojas, no quisiera las próximas por el miedo a perderlas de nuevo? Aquí, bajo el arrullo de la lluvia, en el mecer de las hojas, en los deslizamientos de los guijarros, en el hundimiento de la tierra mojada bajo mis pies… todo es constante cambio, todo es aceptación de este cambio y todo sigue el curso natural del cambio sin oponer resistencia. 

¿Por qué no lo imito?, ¿por qué no me atrevo a aceptarlo sin más?, y ¿por qué, al igual que el bosque, no me nutro de él y con él?

Abrazo la abundancia del cambio y me comprometo a crecer en la abundancia de lo incierto.

 

3. El sufrimiento de los fenómenos condicionados y la cotidianeidad de un jardín

Este tipo de sufrimiento es el más difícil de detectar por estar la mayor parte del tiempo camuflado bajo las narcotizaciones samsáricas. Solo podemos evidenciarlo con la consciencia esforzada de una reflexión.

El Buddha nos descubre que todos los fenómenos condicionados están delimitados por la insatisfacción y el sufrimiento.

Cuando uno discierne con sabiduría
que todas las cosas condicionadas son dolorosas,
uno se desprende del cansancio de la insatisfacción
pisando el sendero de la pureza.

Dhammapada. Capítulo 20, Verso 278

La maraña que sostiene toda la existencia egocéntrica enraiza en la confusión de no saber, de no comprender o no entender quiénes somos, nos desvincula de la realidad y nos transforma en ocurrentes guionistas que escriben para su propio protagonista. 

Pensamos y actuamos como si fuéramos el centro del universo alrededor del cual girara todo el cosmos. Nos creemos propietarios de la razón y de la verdad, considerando que todo lo demás está perdido o confundido.

Es la ignorancia fundamental que acompaña agazapada nuestras miserias, se disfraza de vanos y fugaces entretenimientos y, como ríos caudalosos, desemboca en las profundidades de un océano de un intenso sufrimiento. Esta insatisfacción, que subyace como el regustillo amargo de un pastel de cacao, nos acompaña todo el tiempo.

Debo ser valiente e intentar encontrar de dónde viene, a qué se debe y por qué me pasa…

Puedo observarme. Estoy tensa, alerta, esperando el próximo zarpazo de alguna garra egoísta. Vivo a la espera, mandíbulas tensas, músculos contraídos, latidos acelerados, ceño fruncido, manos apretadas.

Detecto enemigos por todas partes. Todos quieren atacarme, obligarme a aceptar y a entender las cosas a su manera. Creen como yo que son veraces, y sus dentelladas babosas están dispuestas a devorar mis razonamientos cuales hienas rabiosas. Me contraigo, me encierro, me alejo, me amargo y desaparezco…

Cabo fácilmente la tierra ablandada por la lluvia en el jardín… 

¿Es mi razonamiento una propiedad?, ¿lo he comprado en algún lugar?, ¿pago algún tipo de impuesto?, ¿está escondido en algún miembro de mi cuerpo?, ¿tiene forma, color o textura? 

Debo reconocer que por más que lo busco, no lo encuentro. Pero entonces, si yo no lo encuentro, los demás tampoco podrán hacerlo. Y, si es así… ¿por qué me preocupa no tenerlo?

De dónde sale el sinvivir de perderlo.
No será que no existe… No será que lo sueño.
Por ende, estoy atrapada en mi propio tormento.
Rio gozosa y miro a lo lejos el mar del silencio.
El jardín que trabajo rescata el esfuerzo.
No hay mayor tortura que creerse en lo cierto.

 

El centro del jardín parece el lugar más adecuado para la planta necesitada de espacio y nueva tierra, no observo guaridas de animalitos, solo alguna raíz tronchada, coloco la planta, la cubro con la tierra, la riego, la presiono, así sus raíces quedan bien sujetas.

Es la hora de la comida y… tal vez pueda interpretar el guion de no defender las certezas que pienso.

Observo mi cuerpo y ya no se aprieta. Respiro profundo el mar y, a lo lejos, huelo vapores… La rica y nutritiva comida ya está presta…

La conversación de todos mis compañeros… sonríen y charlan animadamente… y la nueva oportunidad empieza…

 

4. Otras reflexiones en el cojín del dharmadhatu

En este momento de mi vida me doy cuenta de cuán afortunada soy por haber sido acompañada por las situaciones que me han permitido crecer y avanzar.

He sido afortunada por encontrar el método del Dharma que posibilita liberarme de todas mis aflicciones.

He comprendido que no es un trabajo limitado por el tiempo, sino un continuo avance en un camino del que conozco la meta.

He perdido el miedo a las contrariedades al comprender que soy yo misma quien las genera.

Acepto el samsara como fuente de inagotable sufrimiento para todos los seres.

En todo mi errar y deambular solo he encontrado dolor y sufrimiento. Es hora de comprometerme y trabajar seriamente en mi propio despertar. Esta oportunidad en la que me hallo es fugaz y, si ahora no aprovecho al máximo mi capacidad, los remordimientos en el momento de mi muerte y en el bardo bloquearán el trascender y el avanzar.
 

5. Resolución y dedicación de mérito

Me responsabilizo de mi habilidad para cambiar y de la obligación inexcusable de esta responsabilidad.

Que las Tres Joyas Preciosas me lleven a la práctica del Dharma sagrado y a progresar en el camino hacia la Liberación

— Khenpo Jamyang Tenzin, El Nido del Meditador, Vol. 2

Mientras perdure el espacio, mientras siga habiendo seres, que hasta entonces permanezca yo para eliminar el sufrimiento de los seres.
 


 

¿Quieres saber más sobre la enseñanza fundamental que comparten todas las escuelas budistas para alcanzar el fin del sufrimiento?

Recomendamos El Sendero Noble. Las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Camino Óctuple, un curso de Lama Rinchen Gyaltsen transmitido desde Bodhgaya, India.

El Sendero Noble 

 


 

María Teresa Blanco Fernandez

María Teresa Blanco Fernandez

Estudió “Gestión y Organización de Recursos Naturales y Paisajísticos”. Actualmente es voluntaria residente en el Centro Budista Sakya.

María Teresa Blanco

Estudió “Gestión y Organización de Recursos Naturales y Paisajísticos”. Actualmente es voluntaria residente en el Centro Budista Sakya.

17 comentarios

  1. Maria Teresa, muchas gracias por escribirlo, eres una gran inspiracion,»Añorando la libertad verdadera, contemplando las faltas del samsara» un abrazo inmenso. Marisol y Luis desde Bolivia

  2. Maria Teresa (Amala), muchas gracias por escribirlo, eres una gran inspiracion,»Añorando la libertad verdadera, contemplando las faltas del samsara» un abrazo inmenso. Marisol y Luis desde Bolivia

  3. Buenas tardes!!! María Teresa, que bonito artículo en el blog, el punto número 4 otras reflexiones en el cojín del dharmadhatu, me a echo vibrar , sentir, me a removido, y con tu permiso quiero copiarlo o imprimirlo…es de esas estrofas que calan….muchas gracias por compartir…gracias, gracias, gracias

  4. bello texto Mº Teresa, me ha «llegado» me siento identificada en esas palabras, que bien lo has descrito y explicado!! Agradecida de poder «leerte» y de estar en este camino para seguir avanzando, descubriendo la libertad, la liberación en este incómodo vivir al que nos acostumbramos, como tu dices… no desaprovecho ni una oportunidad, ni un momento mas en esta maraña de samsara, gracias, gracias gracias! 🙂

  5. Buenas tardes!!
    María Teresa, muchísimas gracias por este maravilloso artículo. Me ha encantado tu profundidad y elocuencia. Me siento muy identificada con lo que dices. La forma en que has presentado el tema está llena de sabiduría.
    Un saludo!!

  6. Precioso y tremendamente inspirador, querida Teresa. Muchas gracias por compartir tu sensibilidad y visión de la belleza con nosotros. Un fuerte abrazo y feliz Navidad 💚

  7. Tashi Delek 🙏. Me ha parecido tan bonita la forma en la que expresas la verdad y la realidad del Samsara que me ha conmovido. Gracias.

  8. Maria Teresa muchas gracias por tu articulo. Me siento muy afortunada de haber conocido las enseñanzas del Lama Rinchen y dia a dia seguir aprendiendo. Tambien de poder diferenciar hoy de que se trata el Samsara y como poder » convivir» con ello, entendiendo que la felicidad no es lo que soliamos creer. Y viviendo cada dia, cultivando nuestras virtudes y reconociendo cuando ellas faltan, para asi poder corregir nuestras acciones. Te deseo una vida larga, sana, con Amor y Sabiduria. ( desde Uruguay Vilma). Espero algun dia poder conocer el maravilloso lugar donde vive el Lama y sus colaboradores, sean monjes o laicos. Gracias!!!!!

  9. Muchas gracias María Teresa por tu relato, tus reflexiones.Te acercas a quienes te leemos como una amiga espiritual.Hay ocasiones, como ésta, en las que agradezco la cercanía de las palabras que mos ofrece la tecnología, a la vez que añoro el contacto personal.
    Sería maravilloso poder escucharte y charlar también contigo, además de con los otros miembros del equipo Paramita.

  10. Muchas Gracias Viviana por tus preciosas palabras. Es un honor poder compartir las reflexiones guardadas hacia adentro en los silencios.Un abrazo muy fuerte y que tu maravilloso deseo pueda cumplirse lo antes posible.

  11. Muchas Gracias Vilma! Tus profundas reflexiones y deseos me reconfortan y animan para seguir en el camino. Que goces de buena salud longevidad para el beneficio de todos los seres. Un abrazo

  12. María Teresa. Muchas gracias. Hermosa reflexión. Gracias por compartir!!

  13. Muchas gracias Maria Teresa x esta enseñanza,tan clara y llena de sabiduria ,q en lo personal me despejo unas cuantas dudas y me impulan a continuar aprendiendo ,reflexioando.

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