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Introducción a los votos budistas de los tres yanas

Queremos cambiar, pero no resulta fácil. Queremos dejar de hacer determinadas cosas y hacer otras más positivas o virtuosas, pero constantemente nuestros hábitos, entorno, apegos, miedos, inatención, confusión, etc., hacen que repitamos comportamientos negativos y dañinos (para nosotros o los demás) y que no emprendamos aquello que sabemos que sería más conveniente hacer. ¿Qué motivos, intenciones, objetivos y límites definen realmente nuestro comportamiento? 

Si somos el resultado de nuestras acciones, la ley del karma nos apremia a querer adueñarnos de la conducta.

 

Contenidos

  1. La importancia de la conducta
  2. ¿Qué es un voto?
  3. El propósito de los votos
  4. ¿Cómo funcionan?
  5. Tipos de preceptos: tres códigos ético
    1. Votos patrimoksha del shravakayana
      1. Las causas para tomar los votos
      2. ¿Cuáles son?
      1. Votos laicos
      2. Votos de Soyong
      3. Los 10 Votos del Entrenamiento Conciso del Novicio
      4. Votos monásticos
    2. Votos del bodhisattva del paramitayana
      1. La causa para tomar el voto de bodhichita
      2. ¿Cuáles son?
    3. Votos tántricos del mantrayana
  6. Reflexión sobre algunos de los cinco preceptos laicos

 

A.  La importancia de la conducta

La conducta moral es el fundamento de todas las cualidades.

— S. S. Gongma Trichen Rinpoché, cit. en La Disciplina del Monje Novicio del Aryamulasarvastivadin en Verso, Acharya Nagaryuna. Equipo de Traducción Paramita, 2019, 1.

Muchos queremos estudiar filosofía o meditar en técnicas exóticas, pero no vemos la importancia de la conducta en el camino. Así que es importante recordar que, desde los tiempos del Buddha, los tres entrenamientos superiores en el budismo son sila —conducta, disciplina—, samadhi —meditación— y prajna —sabiduría—.

Casi un tercio de las enseñanzas del Buddha versan sobre la conducta o el Vinaya, que significa “aquello por lo que uno es sacado del sufrimiento”. Además, los maestros confirman que es una fantasía querer acceder a la mente (y más allá) sin el control de la conducta y la palabra. Vasubandhu también sintetiza el camino espiritual en conducta ética, estudio, reflexión y meditación.

El éxito en cualquier camino (incluso mundano) requiere disciplina, y no hay cosa más exigente que enfrentarse a nuestros propios hábitos, deseos, ignorancia, etc., eligiendo desmantelar esas tendencias una y otra vez.

El camino espiritual es un proceso de descubrimiento de la naturaleza misma del yo, y del conocimiento humano, su origen, procesos, limitaciones, mecanismos, etc. Serán la disciplina ética —conducta expresada en cuerpo y palabra— y la disciplina mental —meditación— las que fructifiquen en la experiencia de la sabiduría que disipa la ignorancia, y así, todo apego, aflicción y conductas torpes.

Adoptar preceptos no es ninguna salvación en sí, sino una cuestión práctica que crea las condiciones óptimas para nuestro desarrollo. Cuanto mejor comprendamos el karma y el mito de la libertad —que suele confundirse con caprichos, hábitos y apegos del pasado—, más fácilmente surgirá en nosotros la semilla de la renuncia, que es la primera causa o motivación para adoptar votos, y cuya base es el desapego y la comprensión de la futilidad de todos los planes egocéntricos que nos sostienen en samsara. 

También es un excelente modo de autoindagación sobre algo muy importante, las verdaderas intenciones y motivaciones de nuestra conducta. 

El código ético aquí no debe interpretarse como moralidad inmutable, sino como acciones correctas que derivan de estados mentales virtuosos, es decir, de mentes libres de estados presos de deseo, aversión e ignorancia, evitando el daño y ayudando al crecimiento de otros.

La acción correcta o los estados mentales virtuosos nos acercan al logro meditativo, pero no bastan por sí mismos. Según la visión budista, el código ético podría verse como una plataforma para lanzar un cohete. Una vez el cohete cruza la estratosfera, la plataforma se queda en el mismo lugar, no vuela hacia los cielos. Así, la conducta no es idéntica a la experiencia o a la vida espiritual, aunque forma parte de ellas como medio hábil para acercarnos al estado meditativo y alcanzar la sabiduría que produce la experiencia misma.

B.  ¿Qué es un voto?

Cuando oímos palabras como “voto” o “precepto”, habitualmente nos suena a algo que ya conocemos, algo rancio, pseudorreligioso y como pasado de moda o superado.

Normalmente las asociamos a viejos patrones aprendidos en nuestro contexto cultural saturado de rituales vacíos y tradiciones interrumpidas o malinterpretadas. Nos parece algo impuesto, una orden externa. Pero no es así como debemos entender los votos en el budismo. 

La naturaleza del voto no viene de un mandato divino o coercitivo, sino que es un código ético que se debe adoptar consciente, voluntaria y libremente. Esto es determinante. También lo es la motivación pura del voto mental, sin ella será algo superficial o cosmético y no tendrá mucho valor ni impacto. Por ejemplo, si lo tomamos para impresionar a otros o para “premiar” a nuestro ego.

Tomamos votos como “reglas de uso” para responsabilizarnos de nuestra existencia, valor y estados futuros. En un momento de claridad y discernimiento decidimos lo que más nos conviene, lo que es correcto y lo que no lo es. Es un compromiso honesto con la conducta que se aleja del daño y de lo nocivo, y desde ese momento tomar el control para que nuestra vida dependa menos de circunstancias externas, dudas o confusión. Decimos “tomar” o “recibir” un voto, pero sería más apropiado “adoptar”, en el sentido de dar un paso interno en una dirección y cuidar ese paso. 

No son normas cerradas que nos convierten en buenos, sino que hay que comprender que son un modo de adiestramiento y, esencialmente, de adiestrar la mente, además del cuerpo. Frente al apego puritano a la conducta “buena”, la verdadera conducta noble —a considerar en una posterior fase de nuestro desarrollo— será la conducta no-dual. En este contexto es importante la transmisión a través de un linaje ininterrumpido de practicantes y sostenedores de los votos.

C.  El propósito de los votos

El propósito de los votos es incorporar la noble conducta; disciplina que, como dice Milarepa, tiene la finalidad de apaciguar la mente. 

Los votos también generan múltiples beneficios. Nos liberan de aferramientos, nos protegen de egocentrismos hasta desarrollar una renuncia interna genuina, calman la sed de objetos sensoriales, crean hábitos sanos, facilitan estados meditativos, habitúan el continuo mental, etc.

Mantenemos los preceptos, no por complacer al Buddha o al maestro —y no le corresponde al maestro vigilarnos—, sino que lo hacemos por nuestro propio bien, porque nos amparan, a nosotros y a los demás. No cumplimos con una divinidad o con la moral social, sino que decidimos cultivar condiciones para la paz mental.

Lejos del puritanismo o supremacía moral —aunque los votos en sí ni su mera comprensión intelectual nos liberan de nada—, son muy importantes porque crean las condiciones y una estructura sólida para la transformación. La esencia de los votos es que otorgan libertad (sobre la distracción) para la práctica y el entrenamiento en la superación de los apegos, obstáculos y sedimentos que arrastramos del pasado.

El propósito de muchas prácticas es sostener, reforzar la atención y la vigilancia sobre cuerpo, palabra y mente, y así también los votos activan y desafían la conciencia del que los toma. 

D.  ¿Cómo funcionan?

Los preceptos crean mérito al acercarnos a la reflexión y a la práctica. El motivo por el que los votos crean mérito es que estos nos hacen comprometernos —desde el momento que los tomamos hasta el final de nuestra vida— a  “no hacer determinada cosa perjudicial para nuestro desarrollo espiritual”. Es el compromiso de no cometer la acción lo que genera el mérito, y no meramente el no cometerla.

Esto parece merecer una reflexión para muchos de nosotros. Por ejemplo, si un gato no miente no gana mérito, si Pepito no miente tampoco, pero si se compromete a no mentir, sean cuales sean las circunstancias, y lo cumple con consciencia y satisfacción comprendiendo por qué lo hace, eso sí genera mérito.

El poder del voto viene de superar las satisfacciones egocéntricas del ego, es decir, hay que tener la disponibilidad para hacer eso (incumplirlo), si no, ¿a qué renunciamos?, ¿qué entrenamos? Hay capacidad para robar, matar, mentir, etc., pero, conscientemente y por el daño que produce, se adopta el voto que protege y entrena mente y cuerpo.

Con los preceptos estamos generando constantemente un estado mental alerta y virtuoso, con confianza y presencia en las enseñanzas. Mantener ese compromiso con la perfección es el trabajo de los grandes meditadores con —como dice Nagaryunarecolección y continuidad en la virtud.

Una metáfora tradicional es entender los votos comunes como un perímetro de seguridad, una señal en el terreno donde hay peligros o desviaciones. La señal en sí no nos salva del peligro, pero nos activa, nos alerta, nos previene para que, en momentos de duda o cuando las tormentas sean extremas, tengamos un rango de seguridad, un margen de control.

Tomamos la decisión correcta de antemano ante cualquier circunstancia, independientemente de lo que surja y de los caprichos del ego. Y tomamos votos porque no somos buddhas y es muy posible que no podamos cumplirlos absolutamente. Esto es contraintuitivo, pero si ya fuésemos buddhas no haría falta tomar votos.

E.  Tipos de preceptos: tres códigos éticos

El budismo tibetano sostiene tres sistemas éticos o de conducta que pertenecen a los distintos vehículos espirituales propuestos por el Buddha shravakayana, paramitayana o bodhisattvayana y mantrayana o vajrayana— y cada uno tiene su código de conducta.

1.  Votos pratimoksha del shravakayana

Los votos pratimoksha —el camino del shravakayana o el vehículo de los “oyentes”, fundamentalmente seguido en Tailandia, Birmania, Sri Lanka y otros países del Sudeste Asiático— persiguen la evolución individual hasta la liberación personal de samsara. Hacen énfasis en la conducta y son los primeros que debemos atender, la base de la práctica y sobre los que descansan los votos del camino del paramitayana. 

a. Las causas para tomar los votos

Las motivaciones base para estos votos son la no violencia y la renuncia.

  • La no violencia. Abandonar cualquier conducta negativa o dañina es la esencia. El principio activo que sostiene este sistema ético es el no dañar o ahimsa en sánscrito.
  • La renuncia. Como hemos mencionado anteriormente, es la causa esencial de tomar votos. Realmente es un estado de libertad porque suelta los objetos de apego y, en ausencia de apegos, suele haber ausencia de miedos. Una pregunta sobre la que me resultó interesante reflexionar: ¿ganamos más libertad teniendo algo (apego) o no teniéndolo?

b. ¿Cuáles son?

i. Votos laicos

Los maestros aconsejan —después de tomar Refugio— tomar todos, uno solo o una combinación de los cinco votos laicos. Los practicantes laicos que toman entre uno y cinco votos para el resto de su vida son llamados upasakas (upasikas si son mujeres). Y estos son abstenerse de:

  1. Matar / herir a seres vivos
  2. Robar o tomar lo que no es propio
  3. Conducta sexual impura
  4. Mentir (insinuar, herir o dañar con la palabra)
  5. Tomar intoxicantes 

 

ii. Votos de Soyong

Luego, para los laicos están los ocho votos de Soyong —de purificación o de restauración— que se toman durante 24 horas en días especiales o para crear las condiciones óptimas para la reflexión y meditación. 

Desde la salida del sol y hasta el día siguiente uno se entrega absolutamente a la práctica, crea karma positivo, actualiza sus compromisos e intenta tener el cuidado sobre los preceptos que tendría un monje perfecto… al menos durante ese día.

Estos preceptos están basados en los cinco votos laicos, menos el tercero que se convierte en abstenerse de cualquier conducta sexual. Las personas que toman los votos de Soyong también deben abstenerse de:

  1. Matar/herir a seres vivos
  2. Robar o tomar lo que no es propio
  3. Cualquier conducta sexual
  4. Mentir (insinuar, herir o dañar con la palabra)
  5. Tomar intoxicantes
  6. Sentarse en tronos o camas elevadas (es decir, no utilizar lujos)
  7. Tomar alimentos en horas inadecuadas 
  8. Utilizar perfumes y adornos, y cantar, bailar o tocar música para entretenerse.

iii. Los 10 Votos del Entrenamiento Conciso del Novicio

Una extensión, más allá de los ocho preceptos de Soyong, es una lista de diez votos que son observados por los novicios —aquellos que se están preparando para ser monje o monja—. Además de los votos de Soyong 1 a 7, el octavo de ese listado se divide en dos partes. En otras palabras, uno debe abstenerse de:

  1. Matar/herir a seres vivos
  2. Robar o tomar lo que no es propio
  3. Cualquier conducta sexual
  4. Mentir (insinuar, herir o dañar con la palabra)
  5. Tomar intoxicantes
  6. Sentarse en tronos o camas elevadas (es decir, no utilizar lujos)
  7. Tomar alimentos en horas inadecuadas
  8. Utilizar perfumes y adornos
  9. Cantar, bailar o tocar música para entretenerse
  10. Poseer / aceptar riquezas si no son para el bien del Dharma

Si bien la diferencia parece ser pequeña, en la práctica es grande porque, a diferencia de los ocho votos de Soyong, los diez preceptos se toman para toda la vida. Además, deben afinar y purificar el sentido de cada voto para implementarlo de manera más profunda. 

La esencia de los votos está en los votos raíces, que son los 4 primeros.  Estos son sustanciales en todo tiempo y lugar, y el resto de votos —llamados secundarios— son más sensibles al contexto, coyuntura histórica, cultura, contingencias materiales, etc. 

iv. Votos monásticos

La vida monástica está diseñada para tener pocas distracciones. Está regulada por el Vinaya.

El código que siguen los monásticos es una elaboración de los diez preceptos. Para los monjes y monjas con la ordenación superior hay 253 y 364 votos, respectivamente. Estos votos limitan drásticamente la complacencia de los deseos y promueven un estilo de vida muy autocontrolado y tranquilo que les beneficia y, además, inspira confianza entre los laicos. 

2.  Votos del bodhisattva del paramitayana

a.  La causa para tomar el voto de bodhichitta

El paramitayana o el bodhisattvayana del majayana es el camino que busca la iluminación completa para el beneficio de todos los seres. De ahí que la causa esencial de estos votos sea la compasión —hacia nosotros y hacia el mundo—. Esta es la gran compasión si va acompañada de la sabiduría de la vacuidad. Estos votos hacen más énfasis en la mente. El budismo majayana es el más extendido en Tíbet, China, Japón, Corea, Mongolia… 

b. ¿Cuáles son?

Hay 18 votos principales y 46 menores —y se explicarán en un futuro artículo—. Aquellos que sostienen los votos de liberación individual son los candidatos al voto de bodhisattva; y solo con el voto de bodhichitta se entra en la práctica y en la posibilidad de sostener los exigentes votos del vajrayana.

3.  Votos tántricos del mantrayana

Los votos tántricos del vajrayana —basados en la visión pura— son múltiples (hay 14 votos raíces y otros secundarios) y complejos. Además de sostener los códigos anteriores, suponen niveles avanzados de estudio, práctica, comprensión y realización. El vajrayana se practica esencialmente en Tíbet, Bután y Mongolia.

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A continuación, la esencia de los votos budistas presentada desde la perspectiva de los tres yanas o vehículos espirituales propuestos por el Buddha.

F.  Reflexión sobre algunos de los cinco preceptos laicos

Puede ser interesante reflexionar sobre los preceptos en toda su extensión posible y acercarse al verdadero significado presente en nuestras vidas.

Por ejemplo, el precepto de ‘no mentir’ puede extenderse a no sugerir falsas expectativas, callar verdades, no insinuar, no utilizar lenguaje con doble intención, no disimular, etc… O simplemente tomar el compromiso de no mentir durante un único día, incluso un medio día… Y, con atención plena, intentar ver cuán difícil es no mentir y cuántas tendencias nos empujan a ello no solo a otros, sino a nosotros mismos. Igualmente con otros preceptos. 

Te invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas. A mí me han ayudado a entender el poder de adoptar votos como medio para proteger la conducta y apaciguar la mente.

¿Cómo me relaciono con mi cuerpo y con los otros cuerpos?

¿Cómo trato a otros seres?

¿Qué métodos empleo para obtener lo que quiero?

¿Soy honesto en mis propósitos o engaño a otros?

¿Cómo utilizo la energía sexual, para qué fin y con cuánta conciencia?

¿Cómo me comunico con los demás?

¿Valoro los efectos que producen lo que digo en los demás?

¿Qué sustancias tomo que interfieren en mi juicio y me llevan a conductas negativas?

¿Soy cuidadoso con mi vida y la de otros?

¿Cuáles son las motivaciones e intenciones reales de mi conducta?

 


 

Para profundizar sobre la conducta y la ética budista en tu práctica y en tu vida, recomendamos el curso de Los Tres Códigos.

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¿Y tú? 

En tu día a día, ¿cuál es la relación que tienes con los votos laicos de pratimoksha?

¿Cómo te ayudan en el camino espiritual?

¡Cuéntanoslo en los comentarios!

 


 

Juan Carlos Sánchez Ceballos

Juan Carlos Sánchez Ceballos

Compositor, letrista, guitarrista. Bajo el pseudónimo ‘Carlos Chaouen’ ha publicado 9 discos y colaborado con distintos artistas de la canción de autor, el rock o el flamenco. Licenciado en Psicología. Máster en Intervención Psicoterapéutica Cognitivo-Social. Instructor de meditación. Estudiante de filosofía y meditación budista.

Juan Carlos Sánchez Ceballos

Compositor, letrista, guitarrista. Bajo el pseudónimo «Carlos Chaouen» ha publicado 9 discos y colaborado con distintos artistas de la canción de autor, el rock o el flamenco.  Licenciado en Psicología. Máster en Intervención Psicoterapéutica Cognitivo-Social. Instructor de meditación. Estudiante de filosofía y meditación budista.

10 comentarios

  1. Felicidades!!! Un gran artículo con mucho que masticar y digerir…
    Espero con gran interés la continuación que comentas.
    Me regocijo en tus méritos Carlos. 🙏🏼

  2. Excelente artículo, Carlos.
    Me ha aclarado conceptos e invitado a reflexionar.
    ¡¡Muchas gracias !!

  3. Muchisimas gracias Carlos,
    magnífico articulo, los conceptos muy claros, y las preguntas para reflexionar y llevarlas a la practica en el día a día.. para el beneficio de todos los seres.
    ¡¡Gracias, gracias, gracias!!

  4. Muchas gracias, me ha ayudado mucho con nuevas ideas y relaciones que no había hecho antes. La más importante reflexión que me queda es la de indagar por las intenciones y motivaciones durante mi conducta diaria. Así mismo estar atento a la conexión entre mis acciones mentales, físicas y verbales y los efectos que generan en mi y en los demás. Un abrazo.

  5. Gracias!. Tashi Delek. Cuando leo todos los votos busco el más allá de las palabras mismas, el concepto sutil de cada uno porque si estamos en este camino muchos son esos votos que tenemos en nuestra conducta natural. Gracias. Gracias

  6. Gracias Juan Carlos por tu artículo. De su lectura me surge la necesidad de profundizar más para aclarar conceptos. Ojalá podamos coincidir en un futuro para concretar en todo aquello que me genera duda. Namasté

  7. Carlos, muchas gracias.. creo que me ayuda mucho este artículo tuyo para seguir el curso de los.3 códigos. 1 abrazo!

  8. Muchas gracias, un artículo que nos deja que pensar en cuanto a la responsabilidad que tenemos que asumir en cuanto a la evolución de nosotros mismos como personas. Gracias .

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